"En el juego es muy importante saber perder, pero es mucho más importante saber hacer perder a los demás". Noel Clarasó.
¡Ay! las tardes de los viernes de nuestra adolescencia. ¡Ay!
las otrora grandes preocupaciones, los gordos malvados, los zombis, los ninjas,
las dichosas pantallas que no te podías pasar y ¡ay! el dinero, la maldita
falta de dinero, un drama te pille en la época de la vida que te pille. Ese día
llegabas al salón recreativo sin una peseta y tratabas de buscar que te
devolvieran el favor de tres viernes atrás, cuando le prestaste al colega de
turno 5 duros. Pero tampoco había suerte, ni con él ni con otros. Entonces era
cuando se hacía un semicírculos detrás del forrado de turno y le veías jugar
mientras salivabas y llorabas fuerte para tus adentros, a la vez.
¡No more 5 duros! ¡Queremos créditos infinitos, varios
cientos de juegos y jugar desde el sofá! Aquí el artefacto retro que lo hace
posible. Willow, Double Dragon, Shinobi, Metal Slug, Golden Axe o el gran 1943 son sólo algunos ejemplos de los míticos juegos que se pueden encontrar en esta maquinita. Y es algo muy sencillo, una simple tablet con el programa Mame
descargado y unos cuantos cables soldados. En el resto está la gracias, en la
carcasa, por supuesto, con un espectacular vinilo de uno de los grandes
clásicos del momento: el Ghost´n Goblins, o en el cuadro de mandos que simula
perfectamente, insert coin incluido, el de las recreativas de verdad. ¿Un
capricho? No. ¡Una auténtica necesidad freak!